“Lo intución te impregna,
te sublima,
te libera”
Justine Virieux
William Walker Atkinson escribió que los actos que realizamos deben ser validados por la intuición. Es pues, desde mi punto de vista, la intuición lo determinante en el presente dilema.
Nunca olvidaré cuando empecé a estudiar Derecho, en mi clase de Teoría del Estado, cuando mi profesor, un hombre que rondaba casi los 70 años, nos dijo: “Nosotros los abogados debemos hacer actos de derecho y no de hecho”.
El contexto en el cual expresó esto, fue que nos encontrábamos a finales del 2018, en plena huelga sindical, en donde maestros que se oponían a diversos puntos de la reforma fiscal que se estaba por aprobar en Costa Rica. Desde el aula, podíamos observar a estos manifestantes: maestras, maestros, algunos con sus hijos a cuestas, avanzando por la calle que se desplegaba más allá de nosotros, llevando carteles y pronunciando consignas al aire.
“Actos de derecho y no de hecho”, esa frase caló hondo en mí, me incomodó.
Pasaron los años y vino la “pandemia”, de pronto el gobierno de turno estableció inoculación obligatoria contra COVID-19. No le importaba si la gente se moría o tenía efectos adversos producto de la misma. Lo mismo que muchas personas, yo, paralegal, trabajaba ad honorem para denunciar los efectos adversos que sufrían las personas, evitar que despidieran a trabajadores implementando maniobras de retardo en el ámbito administrativo, dando contención emocional, poniendo Recursos de Amparo, haciendo cartas a diferentes instancias, en fin, haciendo lo que fuera necesario para visibilizar el dolor de los enfermos y evitar que los trabajadores fueran despedidos.
En esas estábamos cuando de pronto a las “autoridades de salud” se les ocurrió implementar el código QR, o sea, instaurar discriminación entre “vacunados” y no “vacunados”, de modo que sin QR no se podría entrar a un restaurante o cafetería, teatro, etc. Esa fue la gota que derramó mi vaso.
Recuerdo que me detuve una noche en medio de mi oficina, desesperada, con una migraña horrenda, y expresé: “No, el Derecho no nos basta”.
En ese momento me di cuenta de que el Derecho no era suficiente, por lo que debía hacer algo diferente además de aquellos “actos de derecho” que ya se estaban realizando.
Decidí entonces utilizar la escritura como herramienta para llegar a la gente, también, luego de años, decidí asistir a la manifestación de pacientes con efectos adversos y entendí el poder simbólico de estar allí. En fin, actos de hecho, porque simplemente el derecho no bastaba. Porque el derecho, definitivamente, no es el único camino. Porque la gente tiene mil y una maneras de expresarse con actos simbólicos diversos. Porque nunca habrá un único camino.
Hoy en día, puedo decir con certeza lo siguiente: “NO BASTAN LOS ACTOS DE DERECHO. HAY QUE HACELOS, PERO CUANDO NO BASTAN, SOLAMENTE LOS ACTOS DE HECHO HACEN LA DIFERENCIA”.
Cada vez que estuve en un plantón o en una manifestación frente al Poder Judicial, me di cuenta de que todos esos actos de hecho estaban mil y una veces aprobados por mi conciencia. Pese a que el mundo me decía loca, poniendo etiquetas violentas como “antivacunas”, “conspiranóica”, “anticiencia”, mi intuición me decía: “ADELANTE” y mi conciencia: “ESTAMOS EN PAZ”.
Más allá de los actos de hecho o de derecho, de forma primigenia y absoluta, se encuentra la intuición. Más allá de la intuición no existe juez, ni parte, ni sociedad que nos juzgue. Es ama y soberana del camino. Ante ella, debemos llevar nuestros asuntos. Es ella la ruta y el destino. Más allá de ella, estamos nosotros mismos.
“Todo lo que hacemos debe contar
con la aprobación de la intuición”.
William Walker Atkinson
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